Condeno
el humo y su carga;
el
humo apestoso
de
la corriente oficial;
el
humo que se vende
-y
no compraré-;
el
humo barato de políticos
perdidos
de suciedad
–tóxica,
envenenadamente tóxica-;
el
humo que tácitamente mata;
el
humo de tubos lujosos
-aun
los hay lujuriosos-;
el
humo de la soledad apagada;
el
humo útil de troncos apropiados;
el
humo parásito, el cómodo;
el
humo vertido de sangre anónima;
el
humo indiferente: el humo burgués
y el
obrero que calla, asiente y consiente;
Condeno el humo deliberado que fumo.
Condeno el humo deliberado que fumo.
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