martes, 1 de mayo de 2012

La Renuncia y su archienemigo la Costumbre

Necesitaba volver a escribir algo en este lugar virtual, el tiempo ha pasado muy rápido y sin compasión desde la última entrada que dejé aquí, casi sin que me dé cuenta. A veces damos tan poca importancia al tiempo. Necesitaba volver a la costumbre de escribir algo de vez en cuando, porque hace tiempo que no notaba esa sensación de escribir para conocermee un poquito más y dar a conocer algo de uno mismo a los demás. Antes me acostumbré a escribir, ahora había perdido la costumbre y había entrado en otra, no escribir.

Tenía ganas de escribir de varias cosas que han ocurrido en estos meses, incluso situaros un poco en mis nuevos ambientes de la Universidad, pero parece que la costumbre se adueñó de mí e hizo que tirase más de un lado de la cuerda lo negativo que lo positivo. ¡Esto es una de las peores cosas que nos pueden suceder! Acostumbrarse a lo negativo, pero con el tiempo que fácil es, como es involuntario no puedes hacer nada para evitarlo, a no ser que nos tapemos los oídos y los ojos.

Esconder la cabeza como el avestruz cuesta trabajo,
 ya ni eso. Lo mejor es acostumbrarse y punto.

Recuerdo que cuando llegué a Sevilla me sorprendió la cantidad de ambulancias que pasan al día (y a cualquier hora) por la Avenida de la Palmera (donde vivo), además por el ruido no pasaban desapercibidas. En donde vivía antes, lo normal es que cuando pasa una ambulancia todo el mundo se quede mirando, y aquí en una ciudad como esta, lo normal es que pasen unas cuantas ambulancias por la Palmera al día y nadie se inmute. Yo sin darme cuenta a los pocos días ya me había acostumbrado.

Sin embargo..., el ruido de las ambulancias no deja de sonar, tampoco dejan de sonar las noticias: accidentes de tráfico, maridos agresores y asesinos, los comedores sociales que no dan a basto, gente sin trabajo (o peor, sin hogar), personas que mueren de hambre. Pero nosotros ya nos hemos acostumbrado a que todo esto pase y oírlo o incluso escucharlo nos deja indiferentes. Es como si el tiempo nos hubiera vacunado contra el virus de la empatía, del enternecimiento o del tomar parte del problema uno mismo complicándose la vida. Esta última, dicen que es la que tiene el pinchazo menos doloroso y la que se pone en dosis mas altas.


Hay otras veces que aunque nos acostumbremos, tenemos ciertos momentos en los que nos liberamos y dejamos que estos virus entren débilmente en nuestro organismo, pero rápidamente la vacuna contra ese virus hace efecto y nos mantiene inmunes. Estos ciertos momentos en los que parece que hemos despertados se vienen abajo por la vergüenza que nos da el incorporarse de nuevo o tarde, o también porque de repente en menos que suena una voz nos hemos dado cuenta que hay que renunciar a algo que está en nuestro día a día y el cual se nos haría no sólo difícil, sino raro no tenerlo.

Encantado de estar de nuevo con vosotros ¡Feliz Pascua de Resurrección y feliz mes de María! Sed felices siempre y no os dejéis vacunar.

7 comentarios:

  1. Cómo siempre una simplicidad, una claridad y una sinceridad que me hacen sonreír por tener la suerte de que formes parte de mi vida.

    Llevo queriendo escribir exactamente esta entrada meses. Hablas de la Palmera, y del sufrimiento que puedes percibir. Yo estudio en Macarena, con su reputación tan bien conocida, y cada día para volver al colegio mayor tengo que atravesar la autopista y me tengo que encontrar con todos esos hombres negros que han atravesado medio mundo para morirse de frío y sostener esos paquetes de pañuelos mientras que sus manos tiemblan, tampoco me pasan desapercibidos esas familias que viven bajo los puentes que salen de Sevilla, con una simple hoguera y el calor de un cuento o un juego infantil para sofocar el insoportable frío que dentro del autobús, en el refugio de la calefacción parece insoportable.

    Parece que durante años hemos vivido entre dehesas que actuaban a modo de venda en los ojos y en unos meses nos hemos metido en un contenedor, uno en el que no nos encontramos bolsas de basura, sino las ya conocidas y redichas "bolsas de pobreza".

    Siempre acabo enfrentándome a la misma pregunta, aparto la vista y duermo medio tranquilo o me torturo con la visión de la desesperación y me quedo de brazos cruzados, porque, seamos sinceros, por ahora qué podemos hacer, mi propósito es ser un gran profesional, por suerte mi vocación me ha empujado hacia una carrera que pone sus miras hacia fuera, hacia los demás.

    Aunque no encuentre el tiempo, o aunque me engañe con la convicción de que no tengo de donde sacarlo, me queda el consuelo de que todo mi trabajo se lo ofrezco a Dios.

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  2. Antonio, gracias por compartir tu parecer con el contenido de la entrada y sobre todo por compartir con nosotros tu aportación.

    Lo que dices es verdad, hasta que uno no experimenta (en tercera persona, porque raras veces llegamos a más) lo que es la penuria no conseguimos acercarnos a lo que deben sentir las personas que la padecen. Que haya hecho falta moverse del pueblo para conocer y medio condenar la situación de pobreza en un país relativamente próspero como el nuestro sólo es síntoma de que los medios de comunicación (los que deben mostrar las cosas como son), en gran parte nos adormecen. También es síntoma de lo cabezota que somos,hasta que no vemos (o vivimos) las cosas no las creemos.

    El mundo está lleno de contradicciones porque por otro lado sabemos que sin una cierta dosis de escepticismo quizá no llegaríamos a descubrimientos que revolucionen el mundo para bien.

    Me ha encantado tu último párrafo. Un abrazo.

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  3. Muy bien José Manuel! Me alegro de que estés por aquí y de que no sueltes las preguntas importantes.

    Un abrazo!

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  4. Manuel, que bonito escribes.
    De verdad que parece que nos inyectan somniferos.

    Donde yo vivo pasa eso y además muchas muertes violentas
    por el narcotrafico.

    Gracias!!

    DTB!!

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  5. "¡Felicitaciones, carísimos, porque ha nacido el Salvador! No cabe la tristeza cuando nace la vida. Si eres santo, ¡alégrate!, porque tienes encima tu premio. Si eres pecador, ¡alégrate!, porque se te ofrece el perdón. Si eres un pagano todavía, ¡alégrate!, porque eres llamado a la vida de Dios". (San León Magno)
    Querido José Manuel:Feliz y Santa Navidad. Un fuerte abrazo

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  6. Hace mucho tiempo José Manuel que no nos visitamos, disculpa mi ausencia pero no llego a más con tantos seguidores.
    No dejes de escribir, con ello se ejercita el pensamiento.
    Te dejo mi ternura
    Sor.Cecilia

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